La seguridad ferroviaria

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La seguridad es algo primordial en cualquier ámbito de trabajo, en caso de transportes ferroviarios es muy importante para intentar evitar accidentes y aprender de los errores pasados.

Los ferrocarriles no se rigen por las mismas normativas que los demás transportes y tampoco tienen la misma facilidad de accesibilidad ni de control por parte del maquinista, por lo que en circunstancias de posible coche de trenes los maquinistas no podrían cambiar la dirección, las medidas necesarias serían tomadas por el administrador de red.

La seguridad ferroviaria es activa, es decir, el maquinista tiene el control de parar la maquina y el operador de la red de cambiar o modificar los semáforos y algunas señales. Por lo general, las acciones que realizan ambos trabajadores son destinadas a la seguridad en circulación, aunque también hay que tener en cuenta que las medidas de seguridad varían en función del tipo de carga que transporte el tren, no es lo mismo un tren de pasaje que uno que transporte productos químicos.

La seguridad suele ir dirigida a evitar descarrilamientos, evitar daños al material rodante, impedir la intrusión en las vías, así como poseer sensores de movimiento en los túneles, evitar arrollamientos en los pasos a nivel o monitorizar el interior del tren desde el centro de control.

Uno de los sistemas de seguridad más importantes en un tren es el conocido como pedal del hombre muerto. La misión de este dispositivo es controlar si hay alguna persona conduciendo el tren o si el maquinista está consciente, si esto ocurre se activaría el freno de emergencia para evitar problemas mayores. Este pedal debe ser pisado y soltado constantemente por el conductor, comunicando así que todo está en orden. Pasado un tiempo concreto sin enviar señal alguna esté emite una señal acústica y activa el frenado de emergencia. Según el tipo de tren también puede existir un botón de hombre muerto en lugar de un pedal como pueden ser algunos tranvías.